HAY MENOS ALEGRÍA EN LA TABERNA QUE EN EL CAMINO HACIA ELLA (*)



El cuadro de la imagen es Banquete interrumpido de Juan José Gárate y Clavero y está expuesto en el Museo Carmen Thyssen de Málaga.



Hola, mundo.

Lo que soñamos siempre es más hermoso que con lo que nos encontramos cuando despertamos a la realidad. El alcance y grandiosidad de nuestros proyectos siempre son mucho mayores que el resultado final de nuestros logros. La intensidad de nuestro deseo siempre hace palidecer nuestra satisfacción cuando el mismo se ve realizado. Nos tenemos que acostumbrar a la planicie gris de la realidad cuando en nuestra mente no dejan de aflorar todo tipo de paisajes coloridos y deslumbrantes que nunca llegamos a conocer.

A lo mejor, la vida es eso. Llegar a descubrir que la grandeza de la vida reside en el olor a pan caliente a primera hora de la mañana, en la generosa sencillez de un beso o un abrazo, en una conversación distendida con los amigos en el calor de un café a última hora de la tarde, en el encuentro por primera vez con un hermoso paisaje o un acogedor rincón de la ciudad que no conocíamos, en las cosas más sencillas e inesperadas.

Decía John Lennon que “la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Y es que, la mayoría de las veces, los planes son las nubes que no nos hacen ver que, a nuestro alrededor, puede bullir un vergel de sorpresas y emociones del que muchos, por desgracia, nunca llegan a ser conscientes.

Besos, abrazos e intentad ser felices.

(*) El título de la entrada pertenece a la novela Meridiano de sangre de Cormac McCarthy.





Comentarios